A pesar de parecer algo intrascendente a simple vista, esta noticia es una que muchos españoles llevaban esperando desde el mismísimo comienzo de la pandemia, el uso de la mascarilla dejará de ser obligatorio a partir del 26 de junio en espacios abiertos, siempre y cuando esta iniciativa se apruebe en un consejo extraordinario. Se haría efectivo mediante un decreto ley y poco tiempo después de que el director del Centro de Coordinación de Alerta y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, hiciera entrever que sería posible.
Esto significaría que, el fin de semana que incluye los días 19 y 20 de junio, sería el último en que las mascarillas serían de uso obligatorio en los espacios al aire libre, según celebraba el presidente del gobierno en el acto de clausura de la XXVI Reunión del Círculo de Economía este viernes.
Se acabaron las heridas en la nariz, la incomodidad de respirar nuestro propio aliento, el picor de barbas y el empañamiento de los cristales para los pobres miopes españoles. Esta medida está a la espera de ser aprobada en un Consejo extraordinario de ministros el jueves 24 de junio. En su intervención en la clausura de la XXVI Reunión del Círculo de Economía celebrado en el Hotel W Barcelona de la capital catalana, Pedro Sánchez explicó que convocaría un Consejo de Ministros extraordinario para el próximo jueves en el que se decidirá si finalmente va a dejar de ser obligatorio el uso de mascarilla a causa de la pandemia de coronavirus.
Según comentó en su intervención, el líder del partido socialista estaba muy contento de transmitir el importante anuncio a los 47 millones de españoles y, de forma muy optimista, afirmó que el país va a superar todas las dificultades que vengan por delante. A pesar de ello, destacó que como Presidente del Gobierno, vale más actuar con prudencia que con optimismo, pero sin hacer oídos sordos a las buenas noticias.
Por mucha prudencia que se tenga, es inevitable ir levantando poco a poco las barreras de la pandemia hacia la normalidad y así lo expresó Pedro Sánchez, celebrando que los rostros y las calles de los españoles irán recobrando a partir del día 26 de junio su aspecto habitual.
El proceso de la desescalada
La desescalada en España ha sido dura y tardía, es cierto que en muchos países no ha existido confinamiento o la mascarilla nunca ha llegado a ser obligatoria, por lo menos en espacios abiertos, pero este símbolo para muchos es un gran paso hacia la normalidad, el más importante. El fin del estado de alarma que tuvo lugar entre el 8 y el 9 mayo, supuso una liberación que los ciudadanos afrontaron con diferentes grados de responsabilidad y este es el mayor debate a la hora de levantar las restricciones.
Las distintas regiones del país han ido cambiando de fases conforme se otorgaban libertades a los ciudadanos. Si se alargaba el toque de queda una hora y el cierre de bares de las 8 de la tarde hasta las 10 de la noche, los contagios se multiplicaban y había que retroceder de nuevo a la anterior fase. Por suerte, la llegada de la vacuna y el progreso del proceso, que para algunos está siendo rápido y para otros lento, están devolviendo la normalidad poco a poco las calles, la gente está poblando las terrazas y la economía parece estar levantándose poquito a poco.
Probablemente, para los ciudadanos menos responsables quizá no suponga un gran cambio, debido a que quizá ellos habían dejado de llevar la mascarilla hace algún tiempo, pero para la mayoría de los ciudadanos que han respetado las normas obedientemente, supone un cambio sustancial, el adiós a un incordio constante. No hay que olvidar que la distancia de seguridad mínima de un metro y medio seguirá estando vigente, si el ritmo es el esperado, la vacunación del 70% de la población será posible entre agosto y septiembre, para aquel entonces seguramente las normas prácticamente se hayan relajado hasta adquirir un modelo de vida como antes del coronavirus.
España, junto a Italia y Grecia, constituye uno de los últimos países en los que todavía se mantiene la obligación de mantener la mascarilla puesta al aire libre. Evidentemente, también son las zonas que peores consecuencias ha sembrado la situación pandémica, pero la presión de muchas Comunidades Autónomas para que se adopte la medida y la disminución del número de contagios y, sobre todo, del número de vacunados, han empujado al Gobierno a tomar esta decisión.
Por eso, hoy toca ser positivos, pero sin perder de vista la responsabilidad como ciudadanos, con nosotros mismos y con los que nos rodean, en eso consiste vivir en sociedad.